Diseñar para impresión es un arte con sus propias reglas. No basta con que algo se vea bien en pantalla: al pasarlo a papel, el color puede cambiar completamente.
¿Te ha pasado alguna vez que un rojo intenso se ve marrón? ¿O que ese verde neón tan vibrante en digital salió “sin vida” en el cartel final? Este tipo de situaciones son más comunes de lo que crees. Por eso, en Iconestudio hemos preparado esta guía donde te contamos todo lo que necesitas saber sobre los colores para imprimir: cuáles funcionan mejor, cuáles pueden dar más trabajo y cómo asegurarte de que tu diseño luzca increíble también fuera de la pantalla.
¿Por qué algunos colores cambian al imprimir?
Todo parte de un pequeño gran detalle: las pantallas y las impresoras no hablan el mismo idioma.
Los dispositivos digitales usan el modelo de color RGB (rojo, verde, azul), basado en luz, lo que permite mostrar colores muy brillantes, eléctricos y saturados. Las impresoras, en cambio, trabajan con el modelo CMYK (cian, magenta, amarillo y negro), que se basa en la mezcla de tintas.
Y aquí viene el reto: hay colores que pueden mostrarse en pantalla, pero que no pueden reproducirse de forma exacta con tinta. Esto da lugar a los llamados colores fuera de gama, que pueden perder intensidad o variar su tono al imprimirse.
Colores desafiantes en impresión: cómo gestionarlos
Más que “prohibidos”, estos colores son complejos y requieren algo de atención adicional para que luzcan bien en papel. Aquí tienes algunos ejemplos que suelen necesitar ajustes:
- Fucsias, rosas neón y magentas muy brillantes: En pantalla son potentes, pero en CMYK tienden a volverse más rojizos o violetas.
- Verdes eléctricos o fosforitos: Pueden perder fuerza o tender a tonos apagados.
- Azules intensos tipo cobalto o zafiro brillante: Suelen verse más opacos al imprimirse.
- Amarillos neón o limón: Pueden parecer beige o deslavados si tienen demasiada luminosidad.
- Naranjas saturados: A veces pierden su viveza en impresión tradicional.
Estos colores pueden usarse, pero es recomendable hacer pruebas o buscar alternativas dentro de la gama CMYK para mantener la calidad visual.
¿Quieres colores intensos? Estas son tus mejores opciones
Sí, se pueden lograr colores vibrantes también en impresión. Aquí algunas formas:
- Tintas Pantone o tintas directas: Permiten una reproducción exacta del color, ya que no dependen de mezclas. Ideales para tonos corporativos o colores especiales. Eso sí, pueden aumentar el coste.
- Barnices y acabados especiales: Algunos efectos de impresión avanzada potencian la viveza de los colores, como los barnices UV o los acabados brillantes.
- Ajuste de color bien trabajado en CMYK: Es posible adaptar un color fuera de gama a una versión que funcione bien en impresión sin perder la esencia del diseño.
Cómo elegir colores que funcionen bien desde el principio
Planificar bien el color desde el inicio es clave. Aquí algunas recomendaciones prácticas:
- Diseña directamente en CMYK: Evita diseñar en RGB y convertir al final. Empieza siempre con el modo CMYK para mantener el control del color desde el primer momento.
- Usa herramientas que detecten colores fuera de gama: Programas como Adobe Illustrator o Photoshop ofrecen alertas o sugerencias cuando eliges colores difíciles de reproducir.
- Haz pruebas impresas: Nada sustituye a ver cómo quedará en papel. Incluso una impresión casera puede darte una idea general.
- Elige tonos equilibrados: Los colores muy brillantes o extremos son más difíciles de controlar. Los tonos medios y suaves suelen comportarse mejor en impresión.
Colores infalibles en impresión
Si buscas opciones seguras, estas tonalidades son tu mejor aliado:
- Rojos cálidos (burdeos, ladrillo)
- Azules medios y azul marino
- Verdes oliva o bosque
- Amarillos mostaza o dorados
- Tonos neutros como grises, beiges y marrones
Tienen buena reproducción en papel, no cambian mucho frente a la pantalla y funcionan bien para branding, catálogos o materiales corporativos.
Elige bien los colores y tu diseño brillará en papel
Imprimir no es simplemente darle a un botón: es una parte fundamental del proceso creativo. Si eliges bien los colores desde el inicio, tu diseño mantendrá todo su impacto al llegar a manos del cliente.
Saber cómo funcionan los colores en impresión te permitirá tomar decisiones estratégicas, evitar sorpresas y garantizar resultados profesionales.