A la hora de crear un negocio, la elección de su forma jurídica es vital. Una mala decisión puede suponer un abismo insalvable. Por eso, os dejamos algunos criterios que pueden ayudaros a elegir.
Obligaciones y posibilidades
Consideramos que este es el criterio más importante a la hora de tomar esta decisión. El riesgo de un empresario individual (más conocido como autónomo) puede ser mucho mayor. De igual manera que este recibe los beneficios, si el negocio no prospera, también recibirá la presión fiscal. Es importante ser consciente de esto ya que puede afectar fácilmente a nuestro apartado personal, e incluso matrimonial en caso de no contemplar la separación de bienes en las capitulaciones.
Aunque actualmente existe la opción de darse de alta como «Trabajador individual con responsabilidad limitada», continúa siendo una figura jurídica muy poco común. Otra de las opciones es la transformación de «Autónomo» a Sociedad limitada, de la cual hablaremos más adelante.
¿Cuántos socios incluye el proyecto?
Esta es la otra gran decisión. Si nuestro proyecto incluye a más personas que a nosotros mismos, estamos casi obligados a formar una Sociedad Limitada. Incluso existe la posibilidad de formar una Sociedad Limitada Unipersonal (SLU), donde un solo socio tiene el 100% de capital social. Por ello debemos considerar bien las opciones que tenemos actualmente.
Podemos contemplar el camino del Autónomo Trade, una nueva forma jurídica a la que podemos acogernos en caso de que tengamos un sólo cliente que genere el 75% de nuestros ingresos. Se obtienen diversos beneficios y puede ser una buena forma de instaurar nuestro negocio.
El futuro importa
Otro de los motivos para elegir una forma jurídica u otra, es el objetivo de tu negocio. Aunque parece una obviedad, es necesario plantearse esta cuestión. Si vamos a trabajar con muchos clientes, desde casa, y facturando pequeños trabajos, lo más lógico es que optemos por la figura del empresario individual. Sin embargo, solo las sociedades tienen opciones reales a la hora de participar por ejemplo, en concursos públicos o en grandes proyectos en los que hay más candidatos.
Límites fiscales
Normalmente, el tiempo no es un problema a la hora de crear un negocio, ya que se da por hecho que es un proceso lento. Sin embargo, es distinto en los dos casos propuestos en este post. Mientras que un autónomo puede darse de alta en apenas dos horas y de forma gratuita, el proceso de creación de la sociedad limitada es más largo, pudiendo durar hasta 5 semanas y con el correspondiente desembolso de creación de sociedades. Además de estos 3000€, cifra estipulada para este caso, un notario debe redactar los estatutos, registrar el nombre del negocio y tramitar la escritura pública. No podemos asignarle una cantidad fija ya que depende de un agente externo, pero puede oscilar entre 150 y 700€.
Cuándo y cuánto
Mientras que los autónomos tributan a través del IRPF, que es un impuesto variable, las SL pueden hacerlo a través del impuesto de sociedades, que es fijo. Además, cualquier tipo de asesoramiento es más caro en el caso de una Sociedad Limitada. Por eso, debemos tener una previsión inicial. Así podremos sopesar todas las opciones para nuestro negocio, que puede transformarse con el tiempo consiguiendo así cumplir un rol jurídico acorde con nuestro volumen de negocio.