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La obsolescencia programada: el motor oculto de la sociedad de consumo

Desde principios del siglo XX el mundo capitalista y consumista ha propiciado el fortalecimiento de la obsolescencia programada para obtener mayores ventas y conseguir más dinero a costa del consumidor. ¿Qué es la obsolescencia programada? ¿Hay alguna solución para frenar esta tendencia?

La obsolescencia programada
Si un televisor durase veinte años las ventas caerían empicadas, pero si duran 5 o 10 años siempre la cadena de producción siempre estará en activo y va a generar más y más dinero a costa del consumidor.

La obsolescencia programada

Se puede definir la obsolescencia programada como la duración de la vida útil de los electrodomésticos, bombillas y de toda la tecnología en general que ha sido elegida por los fabricantes de antemano.

Es decir, una compañía decide que su producto o servicio va a durar 3 o 5 años y después de ese tiempo va a empezar a ralentizarse o estropearse y, por lo tanto, el usuario se ve obligado a reponer ese aparato en cuestión por uno de última generación.

¿Por qué ocurre esto? La obsolescencia programada no es más que una estrategia de marketing para vender más. Si un televisor durase veinte años las ventas caerían empicadas, pero si duran 5 o 10 años siempre la cadena de producción siempre estará en activo y va a generar más y más dinero a costa del consumidor. Al haber más competencia, es más frecuente la obsolescencia programada. En el caso de los ordenadores, para hacer que el usuario cambie de sistema operativo o de portátil, las actualizaciones del software pueden ayudar a generar su obsolescencia programada para conseguir ir a la versión más reciente o comprar un nuevo aparato sacado al mercado por la marca X.

 

¿Qué consecuencias tiene este sistema de marketing?

Esta estrategia de marketing genera dependencia de la sociedad a las nuevas tecnologías, ya sean útiles para la vida diaria o no. Por ejemplo, si la batería de tu móvil se ‘estropea’ a los ocho meses de comprarlo, te ves en la necesidad de adquirir uno nuevo para no sentirte ‘excluido’. Por otro lado, el mercado genera a su vez necesidades que no existen en forma de software, actualizaciones o accesorios, es lo que se llama la obsolescencia percibida.

 

¿Hay alguna solución para la obsolescencia programada y la percibida?

Aunque es algo imparable, teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad consumista obsesionada por tener la última tendencia, los detractores de la obsolescencia programada y la percibida apuestan por un diseño sostenible, es decir, por la reutilización de los elementos que ‘ya no sirven’ para darle otro uso distinto al original y evitar aumentar el volumen de desperdicios que se genera cada año.

Hace algún tiempo La 2 de RTVE emitió un documental donde nos ilustran en profundidad sobre todo lo relativo a este sistema de programación industrial. Merece la pena verlo.

 

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