España es considerado uno de los países con la cuota de autónomos más cara, mientras que Francia es el mejor lugar para ser emprendedor. A lo largo y ancho de Europa nos encontramos diferentes fórmulas para ser autónomos y sobrevivir en el intento. ¿Qué país elegirías como ejemplo y qué solución darías para poder mitigar el sufrimiento del autónomo?
Los motivos por los cuales una persona quiere ser autónomo pueden ser diversos: desde ser la única opción de conseguir dinero hasta poder desarrollar su trabajo con aquellos clientes que más les gusten o, lo que es lo mismo, seleccionar con quién tratar. Sin embargo, el motivo por el cual nos pensamos tanto lo de trabajar por nuestra cuenta es muy claro: la cuota de autónomos es excesiva. Los pocos que han decidido embarcarse en esta aventura, se convierten en buscadores de subvenciones y deducciones en cada una de las declaraciones de la renta.
Cuando nos ponemos analizar las cuotas que tienen otros países vecinos, no entendemos por qué en España, sea cual sea la facturación, se tiene que abonar y declarar algo de lo que al principio se carece: dinero.
«En España pagas por las facturas emitidas aunque no las hayas cobrado, mientras que en Reino Unido no hay que realizar la declaración trimestral de IVA»
Si se analiza Europa, encontraremos cuotas más baratas aunque también algunas menos prestaciones en ciertos casos. Veamos cuáles son las diferencias y dónde nos compensa más ser emprendedores.
- Comenzamos por Alemania. El gobierno alemán ha implantado una cuota de 140€ que corresponden a la cuota de la Seguridad Social pero solo lo pagan aquellos que posean un ingreso de más de 1.700€. Al margen de esto, se debe de abonar entre 150€ a 240€ para tener derecho al seguro médico obligatorio. Si sumamos, es más caro que España pero tiene una ventaja: si tus ingresos al año no superan los 17.500€ o tienes menos de 30 años, te olvidas del IVA en las facturas. Y el día de la fecha de facturación es el día del cobro.
- En el caso de Reino Unido, los autónomos se dividen en dos tipos. «Class 2» son aquellos que no ganan menos de 8.400€ al año y pagan un seguro semanal de 3,77€, el cual acoge una pensión básica, baja por maternidad o muerte. La tasa «Class 4» recoge todo lo anterior más el 9% de los ingresos, lo que supone que podamos llegar a pagar 300€ de cuota pero siempre se paga en proporción a lo que se gana. Su ventaja es que no hay declaración trimestral del IVA.
- Los autónomos italianos se dividen entre artesanos, comerciales y profesionales libres. Ellos pagan según los ingresos que obtengan y deben abonar entre el 22,65% y el 28,7% de su renta.
- Francia es el mejor valorado de todos los países. En el primer año, el autónomo está exento de pagar. A partir del segundo debe pagar la Seguridad Social (mensual o trimestral) más la cuota de autónomo que varía según el oficio: 12% para actividades comerciales, 18,3% para los profesionales libres y el 21,3% para venta de servicios. No se factura el IVA y sus coberturas son la asistencia sanitaria, jubilación, incapacidad temporal, así como pensiones de viudedad e invalidez.
- Nuestro vecinos de Portugal pagan según los ingresos anuales que tienen pero tienen un mínimo obligatorio, que es el 25,4% y con máximo del 32%.
- Y, por último, España. Hay una cuota mensual de 264 euros, independientemente de tus ingresos; declaración del IVA e IRPF cada tres meses, se haya o no cobrado la factura. Pero no todo es malo, nuestras coberturas son mayores e incluyen una prestación por desempleo.
Lo que sacamos como conclusión es que España podría flexibilizar las cuotas de autónomos según los ingresos, como hacen otros países de Europa. Sí es cierto que los emprendedores españoles tienen una ventaja: comienzan a pagar 50€ de cuota que luego va subiendo progresivamente. Sin embargo, no llega a todo el mundo ni tampoco soluciona el grave problema que existe en nuestro país.
¿Qué modelo escogerías como ejemplo para mejorar el sistema nacional?