Mientras que los ingresos de Google o Facebook crecen, algunos medios como la prensa escrita, ven en este avance su propia decadencia. La venta de prensa escrita cae, y los distribuidores clásicos echan en cara a los propios medios la agonía del papel.
Datos oficiales
Los quioscos han hecho saltar la alarma sobre este hecho, ya que básicamente, están desapareciendo. Los de nueva instalación tienen muy complicada su supervivencia, y los antiguos tienen aún más complicado su traspaso, por lo que se augura el final de estos distribuidores. Aunque es sabido que recurren a otro tipo de venta menos relacionada con la prensa, el papel escrito es el pilar central de los ingresos.
En ciudades como Barcelona, se calcula que desaparecieron el 30% de estos puntos de venta y ya en 2009 se estimó que cada 2 semanas, uno de estos negocios se veía obligado a echar el cierre. Teniendo en cuenta esos datos, podemos augurar que la caída continuará, y serán más puntos de venta los que acaben por cerrar.
El enemigo en casa
Es obvio que la publicidad, fuente de ingresos para cualquier medio de este tipo, se está mudando del papel a las pantallas. Eso es algo contra lo que los quioscos no pueden luchar como distribuidores. Sin embargo, los mismos trabajadores acusan estrategias comerciales por parte de los medios que favorecen otro tipo de distribución, y que supone otra piedra en el camino. Medios como El País se han aliado con el gigante Amazon para ofrecer su periódico diario en la plataforma de reparto diario del gigante de la distribución. Este tipo de venta, más acorde con los gustos de las nuevas generaciones, es otra herida más de la que preocuparse, ya que sólo es el enésimo intento por mantener vivo este formato.
Por supuesto, el resto de situaciones, como la crisis económica, se suman como enemigo de los pequeños distribuidores, que solo encuentran competencia, y ningún aliado.
No todo está perdido
Aunque estos puntos de venta pueden generar un dato de importancia, el resto de puntos de venta, como las papelerías, solo admiten un lento descenso de las ventas de prensa escrita. Pero como toda tendencia, se ha generado una corriente contraria que opta por defender al maltratado papel. Y no solo nos referimos al cliente mayor de 45 años, principal consumidor de prensa por mera costumbre. Existe mucho público joven, que en un acto de rebeldía contra la bestia digital, prefieren seguir consumiendo formatos de papel. Con argumentos casi poéticos, aseguran que una pantalla jamás generará las sensaciones del papel, y que la desaparición de este formato se convertirá en una herida incurable para la cultura.
Por otro lado, nuestros propios datos nos indican que gran parte de la publicidad que se presenta en papel sigue teniendo mucho público y un gran alcance. Existen corrientes en el mundo del diseño que siguen apostando por este tipo de formato, por lo que podemos casi asegurar que el papel aún tiene cabida en el universo de la comunicación.