La carrera para conseguir el primer órgano con la impresión 3D ya ha comenzado. Esta tecnología ayudaría a mejorar y prolongar la vida de aquellas personas que sufren algún problema en algunos de sus órganos. Con la creación de los órganos 3D se reducirían considerablemente los rechazos en los trasplantes. ¿Quién está inmerso en este proyecto?
Nadie pensó que la impresión en 3D nacida en 1984 tuviera tantos usos a día de hoy. Lo que empezó como un proyecto sin mucho utilidad se convierte en una máquina que puede salvar vidas. La medicina tiene como objetivo conseguir órganos compatibles con el organismo de la persona para reducir al máximo las posibilidades de rechazo. Para ello han de ayudarse con las nuevas tecnologías, en concreto con la impresión 3D, ya que “fabricar” un corazón o un riñón es muy difícil si no se localiza dentro de un organismo vivo.
Y no hablamos de ciencia ficción ni de la tecnología del próximo siglo. 2015 se convertirá en el año en que el ser humano empiece a fabricar “recambios” de fabricación. O lo que es lo mismo, es el año en el que da comienzo la carrera hacia la creación de órganos internos para su posterior trasplante.
Varias empresas están en este objetivo pero todavía ninguna ha tenido unos resultados sólidos.
El científico Vladímir Mirónov, director del laboratorio 3D Bioprinting Solutions, ha anunciado que en primavera de este año estará impreso el primer órgano con la impresión 3D. En esta ocasión los científicos han optado por escoger un órgano sencillo para las primeras investigaciones: la glándula tiroides. Mirónov recalca que la complejidad del proyecto se encuentra en demostrar que este experimento médico funcionaría en seres vivos.
Primeramente intentarán sus ensayos con ratones para ver si los órganos 3D realizan su función y, así, poder reemplazar los órganos afectados en el cuerpo humano. Si los resultados fueran positivos, estaríamos ante uno de los mayores avances de la medicina de la historia y sería un rayo de esperanza para muchas personas.
El equipo de Vladímir Mirónov espera que en 2018 pueda desarrollar con está tecnología el primer riñón, lo que supondría una mejora en la calidad de vida de aquellas personas con insuficiencia renal.
El futuro que imaginamos está cada vez mas cerca.